Entre la separación y el divorcio: condicionantes y posibilidades

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A pesar de la claridad con la que se dilucida el divorcio ante un matrimonio que ya no funciona, existen factores que pueden frustrar su acceso. Desde una separación previa, la existencia de hijos o la economía doméstica, cuestiones que, pese a su peso, tienen respuesta. Una solución que pasa por informarse bien y entender cuáles son las vías más óptimas para divorciarnos de forma no sólo asequible, sino también respetuosa.  

Separación sin divorcio, ¿qué hacer?

La ley que permitió acceder al divorcio directo es del año 2005. Es por ello que muchos matrimonios que se separaron antes de dicho año —según el Instituto Nacional de Estadística (INE), acumulando un total de 158.138 separaciones sólo entre 2003 y 2004—, ahora se enfrentan a la situación de tener que acceder a un nuevo proceso, el de divorcio, para poner fin a su matrimonio definitivamente. Es esa la razón por la que muchas personas manifiestan: “estoy separado y quiero divorciarme, pero es imposible”. Y es que no existe la posibilidad de acceder al divorcio por el paso del tiempo tras la separación y, por el contrario, se debe tramitar un proceso de divorcio en toda regla.

Como se ha mencionado, a partir de 2005, el sistema legislativo permitió el acceso a un divorcio directo sin condición de separación legal previa a dicho proceso. Aunque dicha separación permitía, de algún modo, que las dos partes del matrimonio aclararan sus ideas en aras de decidir si proceder o no al divorcio, la situación anterior alargaba mucho los procedimientos. A menudo, y sin contar con agravantes circunstanciales como los hijos o la condición económica, prologándolos durante años. De hecho, unos factores que complican esta tesitura, pero que pueden solventarse con la ayuda de abogados expertos en derecho de familia.

Qué tipos de divorcio existen y cuál escoger

En primer lugar, cabe decir que la duración del proceso de divorcio —siempre un factor de relevancia— dependerá del estado emocional de ambas partes. Así, mientras que el divorcio contencioso tiende a alargarse considerablemente a causa de la existencia de una disputa continua entre los cónyuges, el divorcio de mutuo acuerdo puede bien acotar su duración a unos tres o cuatro meses. En ambos casos, cada cónyuge contará con la asistencia de un abogado y la representación de un procurador. Aunque, en el caso del divorcio de mutuo acuerdo, tan sólo bastará con la presencia de un solo abogado y un solo procurador.

Cuestión diferente son las parejas que lo que tienen es un problema de convivencia en su pareja actual derivada de diferentes cuestiones. Entre las más destacables, los problemas de convivencia derivada de los hijos de uno de los miembros de la pareja, que no es hijo del otro miembro de ésta, sino de una pareja anterior de uno de ellos. Por ello, muchas personas manifiestan que “me molesta el hijo de mi pareja” como razón de peso para el divorcio. En ese sentido, cabe decir que, a pesar de que esta opción evite la vía judicial agilizando el proceso, el divorcio ante notario sólo es posible si no hay hijos menores.

El divorcio ante notario sólo es posible si no hay hijos menores Clic para tuitear

En caso de que los cónyuges no tengan hijos menores de edad y no emancipados, sí podrán acudir a un notario como procedimiento extrajudicial para su divorcio. No obstante, el notario también se encargará de procurar que los acuerdos sean justos y legales; en caso contrario, será el juez quien apruebe o no el convenio regulador. Dentro del divorcio de mutuo acuerdo también existe la mediación familiar como recurso para llegar al acuerdo definitivo. Esta opción, a cargo de un mediador profesional y neutral que, tras sortear los obstáculos y dar con un acuerdo de mediación, éste será convertido en convenio regulador por el abogado escogido por los cónyuges.  

¿Cuánto cuesta divorciarse?

Otra de las cuestiones que más intensamente ha frustrado los procesos de divorcio, aunque la voluntad de ambas partes sea firme en su propósito, es la de plantearse que “quiero divorciarme pero no tengo dinero”. Y es que el factor económico puede ser realmente determinante en la decisión sobre divorciarse o no. Encontrando muchas parejas que, pese a no tener ya nada en común y vivir en la misma vivienda, deben hacer un sobreesfuerzo por convivir hasta reunir lo suficiente no sólo para tramitar el divorcio, si no también para poder vivir separadas. Para solventar ese bache, es preciso de nuevo tener en cuenta a qué tipo de divorcio es preferible optar.

En ese sentido, cabe decir que un divorcio por mutuo acuerdo es más económico que uno de tipo contencioso. Generalmente, porque no es necesario un abogado y un procurador para cada cónyuge y, gracias a la voluntad de proceder al divorcio de forma más respetuosa, la reducción del tiempo reduce también el gasto consecuente. Con ello, es necesario señalar que el coste también dependerá de los profesionales a cargo del trámite. Ya que, si bien un abogado de oficio encauzará un proceso gratuito, un abogado especialista, aunque asequible, incluirá más costes en la ecuación. Sin entrar en la existencia o no de limitaciones entre ambos, algo muy a tener en cuenta. En cuanto al precio en general, es posible acceder a la mayoría de divorcios de mutuo acuerdo con unos pocos cientos de euros —por ejemplo, unos 100 euros por cónyuge sin menores y por vía judicial o 150 euros con menores según el bufete de abogados y en caso de mutuo acuerdo. Sin embargo, y junto con el coste del divorcio, cabe tener en cuenta la posible vulnerabilidad de alguna de las partes. Generalmente, si ésta se sustenta gracias a los ingresos de mayor volumen de la otra. En ese caso, será preciso llegar a un buen acuerdo y, sobre todo y a toda costa, contar con asesoría experta para poder superar cualquier adversidad en el camino hacia un divorcio posible.

Un artículo de: Sergi Garcia

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