Deborah Olavarría «No es sencillo implantar una empresa en un país extranjero»

Deborah Olavarría

Con la reciente reforma del Código Penal, las empresas cada vez están más ocupadas e interesadas en su parcela jurídica. Combinar un asesoramiento económico y jurídico es una necesidad perentoria para las organizaciones. Sumamos a ese dato la explosión de las comunicaciones, la facilidad para operar en mercados extranjeros… como otro rasgo propio de la realidad empresarial más actual. En tales casos, conocer el entorno legal del mercado en el que queremos operar, su idiosincrasia normativa, fiscal… hace que las organizaciones necesiten tanto en el ámbito nacional como en el internacional de un asesoramiento especializado. En ese sentido, hemos hablado con Deborah Olavarría, experta en la materia al frente de su propia firma jurídica. Con ella vamos a resolver cuestiones similares a las que venimos planteando.

¿Cuál es su trayectoria en el marco del derecho internacional y la empresa?

«Escogí la carrera de Derecho con la Especialidad Económica en la Universidad de Deusto (Bilbao), con el fin de compaginar mis conocimientos jurídicos con los económicos y así poder asesorar en el futuro, a empresas de la manera más completa posible. Tuve la oportunidad de cursar un año en la Universidad de Leiden (Países Bajos), y ahí comenzó mi inquietud por el Derecho Comunitario e Internacional. Por ello, tras licenciarme, cursé un Máster en ICADE sobre Derecho y Economía Internacional y, comencé a trabajar en el Departamento Jurídico-Internacional de CEOE donde trataba directamente con empresas con voluntad de expandirse a países extranjeros donde tomé contacto con el sector. Trabajé durante cuatro años en el despacho Ramón & Cajal Abogados, donde desarrollé mis conocimientos jurídicos y reafirmé mi pasión por el Derecho. Me mudé a New York para cursar un Máster especializado en abogacía Internacional en la Universidad de Yeshiva y allí trabajé durante más de dos años para la Magistrada Delissa A. Ridgway en la Corte de Comercio Internacional de Estados Unidos y en el Despacho de Abogados Kapin PLLC.

En el año 2017, fundé Olavarría Asociados con sede en Madrid, y con dos oficinas en funcionamiento en la capital, donde, entre otras ramas del Derecho, trabajamos prestando asistencia jurídica a empresas en el entorno nacional e internacional, y resolviendo sus dificultades a la hora de internacionalizarse. Trabajamos también en el asesoramiento de compañías que puedan tener algún fundamento con la jurisdicción del Estado de New York.»

En base a su experiencia ¿Cuáles diría que son las principales dificultades a nivel jurídico que encuentra una empresa española para establecerse a nivel internacional?

«Conocer de primera mano la legislación en el entorno empresarial o mercantil, así como en el entorno fiscal y laboral del país donde la empresa quiere implantarse resulta el mayor impedimento para los empresarios. Muchas veces, incluso el idioma puede ser un obstáculo o algo tan sencillo como no saber si puedo abrir una cuenta bancaria en el extranjero se convierte en un problema, con que ser consciente de las ventajas e inconvenientes puede sufrir la empresa en ciertos países en función de sus Leyes, es un reto al que el cliente no tiene que exponerse. Tanto jurídica como burocráticamente es un arduo viaje al que hay que ir acompañado por un profesional que conozca el terreno en el que se mueve para asentar las bases de la empresa de manera correcta.»

¿Qué soluciones ofrece una firma especialista en derecho internacional a una empresa que desee operar en otro país?

«En primer lugar, un despacho especializado en este tipo de asuntos ofrece tranquilidad al cliente. No es sencillo implantar una empresa en un país extranjero y, contar con un profesional que te guíe en este sentido, supone una gran ventaja. Como referíamos, existen infinidad de aspectos en los que se debe recabar antes, durante y después de implantar una empresa en el extranjero, que al cliente se le escapan. Resulta requisito imprescindible a la hora de asesorar a la empresa de la manera más precisa posible en cuanto a su internacionalización, dominar la normativa mercantil, conocer los impuestos a los que se enfrenta o saber en qué términos se puede contratar al personal, entre otros muchos puntos a desarrollar. Para ello, nosotros trabajamos directamente junto con profesionales de los países en los que potencialmente se quisiera implantar la empresa, creando así sinergias con estos especialistas, con el fin de prestar un servicio íntegro a nuestro cliente. Es también fundamental conocer la identidad de los nacionales del país y la situación en la que se encuentra éste, y para ello, nadie mejor que personal autóctono y colaborador de nuestro despacho.»

¿Cuál sería la hoja de ruta que recomienda seguir a las empresas que desean abrirse a nuevos mercados fuera de la Unión Europea?

«Sin duda, el punto de partida es realizar un exhaustivo estudio de mercado exterior y comprobar qué países tienen más necesidad del producto o servicio que queremos exportar. Tras escoger varios países en los que la empresa podría tener éxito, analizar la regulación fiscal de los mismos, así como posibles Acuerdos y Pactos y, por el contrario, aranceles que podrían existir entre el tercer país y España con respecto al sector en el que nos encontramos. Resulta también relevante prever los tipos impositivos que podrían gravar la compañía, así como los empleados que ésta podría necesitar, ya que éstos suponen también una serie de gastos que varían en función del lugar de implantación de la empresa. En este punto, ya podemos empezar a hacernos una idea sobre qué país es el que más beneficios podría reportar a nuestro cliente.

Por último, y como ya hemos puntualizado, resulta importante conocer la idiosincrasia de la población del país, ya que resulta también fundamental a la hora de conocer de qué manera publicitar el negocio, por ejemplo, o tratar a sus clientes, o, prever en qué puede afectar a la empresa en caso de implantarse en un país sin estabilidad política.»

Y al revés ¿qué problemas encuentran las empresas de otros países para entrar a operar en España y cómo se podría resolver a su juicio?

«A muchas empresas extranjeras les frena, precisamente, la inestabilidad política por la que atraviesa en la actualidad España, tales como la falta de Gobierno, el conflicto catalán…así como la complejidad del sistema legislativo que se puede transmitir al inversor extranjero habida cuenta de la existencia de 17 Comunidades Autónomas. Estos, son temas que son así, al menos por el momento, y lejos de negarlos, creo que la balanza se inclina en favor de España por otros muchos factores. Los referidos aspectos negativos pueden ser compensados mostrando a las empresas extranjeras los datos que corroboran la evolución económica que ha tenido España en los últimos años, así como la flexibilidad y adaptabilidad de los operadores económicos y, depende de qué países extranjeros se traten, el abaratamiento de costes de mano de obra y la multitud de recursos de los que disponemos. España, destaca también por su óptima situación logística que la sitúa como la puerta de Europa a África y América, y viceversa. España no es un país complejo a la hora de establecerse aquí, ya que los empresarios extranjeros disponen de muchas vías por las que entrar en el país y quedarse, o tener un margen de salidas flexibles, incluso sin haber desembolsado capital inicial para emprender la nueva empresa.»

En cualquier caso, lo más sensato a la hora de, bien diseñar planes de incentivo de inversión extranjera en España, o bien de facilitar la capacidad de las empresas españolas para vender más allá de nuestras fronteras, sería apalancarse del consejo de expertos con profundos conocimientos como es el caso de Deborah Olavarría a la que agradecemos enormemente el tiempo que nos ha dedicado.

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